«Todos somos uno» . Es la frase más común dentro del contexto espiritual, frase a la que aveces se recurre para decirle a la otra persona que podemos estar a su lado. Frase que aveces se utiliza para «aligerar» la carga personal y compartir así su peso.
De esta forma, hay quien cree o decide, que haga lo que haga, los demás han de estar ahí para sujetarle.
Si todos somos uno, a mí me gusta más creer que todos formamos uno, igual que en el cuerpo humano cada célula es única, individual y juntas, forman un «todo», un cuerpo…también cabría una posibilidad, que si una parte de ese todo, hace algo incorrecto, repercute en sí mismo y en el resto.
Con esto, quiero decir, que cada uno es responsable de sus actos y en consecuencia, de la repercusión de la misma, pero también, de la repercusión que pueda generar en la vida de alrededor.
Lo siento, pero no. Tu dolor no es mi dolor, tu peso, no es mi peso. Tus consecuencias, no son mis consecuencias. Y aquí interviene ese buenismo espiritual. Como mi dolor, es tu dolor, me siento confortado y aligerado, pero dejo de un lado mi responsabilidad ante la situación. Dejo de un lado la lección que me está dando la vida. Dejando pasar otra vez una oportunidad única de crecimiento.
Puedo caminar junto a tí, empatizar, escuchar, sentir…pero tu dolor, ese, es la energía que necesitas para realizar tu cambio, por tu bien y el de la repercusión que genera.
La oscuridad, el dolor, no es malo ni negativo, ese pensamiento es arcaico y alimenta la masa del miedo. Es el momento de llegar al fondo del asunto, sólo, porque solo tú decides si atreverte a mirar o no. Los demás, no pueden hacerlo por tí, más bien, pueden sujetar una pequeña vela para que puedas mirar y enfrentarte.
Cuidado con ese buenismo, que te insta y acuna para sentirte bien y obviar tu realidad.
En el caso que fuésemos «uno» » lo mismo» , No, No quiero sentir tu dolor, quiero que disfrutes de la vida. No quiero compartir tu tristeza, prefiero que seas feliz. Cuidado con las palabras del buenismo espiritual.
Bajo mi percepción, no somos uno, no somos lo mismo, no podemos sentir ni entender de la misma manera, no me hacen feliz las mismas cosas que a tí, pero sí me gusta ver el vuelo de cada uno en libertad, disfrutarlo, sentirlo y compartirlo, cada uno a su manera, a su forma, con sus experiencias similares o no, porque no somos uno pero sí formamos juntos un TODO.